No se trata de un "Sendero de Vértigo" sino casi uno que conduce a la cima de este magnífico mirador. El estrecho sendero sube en honda por la ladera de la montaña por laderas cubiertas de hierba e inclinadas. Al final, tendrás que caminar a lo largo de una cresta aérea y cruzar un escarpe rocoso para finalmente llegar a la cima. Durante tu caminata, mantén los ojos bien abiertos y podrás ver un animal emblemático de los Pirineos: el Isard. Ungulado con pelos huecos para un máximo aislamiento, pulso lento listo para correr y acelerar, sus cascos los bordes como cuidados de esquí, flexibles en el interior como pies de gato, aseguran las acrobacias más hermosas en la nieve, rocas y laderas de hierba más empinadas. Su origen se remonta a la Edad de Hielo, cuando un "rebeco prehistórico" habitó Europa.
El puerto de Aubisque