Situada en el corazón del suroeste de Francia, la región de los Pirineos es la meca de los senderistas y de los aficionados a los grandes espacios. A lo largo de los senderos de los diferentes parques naturales hay una gran riqueza de fauna y flora. El visitante no se cansará de contemplar las maravillas de la naturaleza, como el circo de Troumous, con sus barreras montañosas, el grandioso y vertiginoso paraje de las gargantas de Galamus o la cascada de Ars, una de las más bellas de los Pirineos, con tres saltos de agua sucesivos.
Las cuevas de Niaux o de Mas d'Azil también merecen una visita, al igual que el río subterráneo de Labouiche. El puerto del Tourmalet ofrece unas vistas magníficas de las montañas pirenaicas, al igual que el Canigó, que domina la llanura de Rosellón y la costa mediterránea desde sus 2784 metros. El canal del Mediodía, declarado patrimonio mundial de la UNESCO recorre cerca de 240 kilómetros para conectar el Atlántico con el Mediterráneo.
Las ciudades prestigiosas y legendarias se suceden: Toulouse, con su ladrillo rosa; Perpiñan, con su arquitectura gótica; Pau, con su majestuoso castillo convertido en museo. Tampoco hay que perderse Collioure, perla de la costa Bermeja; la ciudad medieval de San Juan de Pie de Puerto, rodeada por murallas de gres rosa, o Foix, con el casco viejo presidido por un castillo feudal. Argelès-sur-Mer cautivará a los incondicionales de las localidades playeras, mientras que Bagnères-de-Bigorre, Bagnères-de-Luchon o Ax-les-Thermes agradarán a los adeptos a los tratamientos termales. En cuanto a los esquiadores habituales, optarán por Font-Romeu Pyrénées 2000, estáción próxima a España y a la preciosa Andorra.
Los amantes de las piedras antiguas y los pueblos bellos quedarán cautivados por la villa medieval de Villefranche-de-Conflent, con sus fortificaciones reforzadas por Vauban, o por el magnífico pueblo medieval de Castelnou, dominada por un castillo fortificado. Otros edificios son de obligada visita: el priorato de Serrabon, en el corazón de un bosque de robles: el castillo de Montségur; el pueblo colgado de Saint-Bertrand-de-Comminges, con su catedral románico-gótica; la abadía de San Martín de Canigó, ubicada en un pico rocoso; o la fortaleza de Salses, al pie de Les Corbières.