La pequeña ciudad de Oloron-Sainte-Marie, a la entrada de los valles bearneses de Aspe y Ossau, cuenta con un extraordinario patrimonio construido. De ello da testimonio la catedral de Santa María, inscrita en el patrimonio mundial de la UNESCO en el epígrafe de los caminos de Santiago, y su magnífica portada románica esculpida del siglo XII. El tesoro, compuesto por objetos de orfebrería, ebanistería y vestimentas litúrgicas, así como el buffet de órgano de estilo barroco, figura también entre los atractivos del edificio.
También merece la pena ver el barrio medieval de Santa Cruz, con sus pintorescas casas antiguas y el precioso paseo Bellevue que, como su nombre indica, ofrece una espléndida panorámica de los tejados de la ciudad y la cadena de los Pirineos.