En Var, nueve pueblos colgados, con un excepcional patrimonio medieval, se suceden en medio de paisajes preservados. Es el País de Fayence.
El pie de una colina, Fayence es famosa por su centro internacional de vuelo a vela. Las callejuelas tortuosas, la atalaya, resto del antiguo castillo de los obispos de Fréjus, las fuentes y lavaderos, el horno de pan y los vestigios de las murallas le otorgan todo su encanto. Entre en la gran iglesia barroca del siglo XVIII dedicada a San Juan Bautista y suba hasta al pie de la torre del Reloj, donde hay una mesa de orientación, para gozar de una hermosa vista de los tejados del pueblo y las montañas circundantes.
Balcon del Esterel, Montauroux es una sucesión de callejuelas, placitas y fuentes que proporcionan una atmósfera apacible a este pueblo provenzal del siglo XI. Es obligado visitar la capilla de San Bartolomé, con su rica decoración interior de los siglos XVII y XVIII.
Encaramado a un pico rocoso, el castillo feudal de Callian está rodeado de callejuelas medievales típicas con casas antiguas. Subiendo hasta el punto más alto del pueblo, podrá divisar los macizos del Esterel y del Tanneron. También podrá contemplar el campanario de tejas barnizadas de Nuestra Señora de la Asunción.
¡A 814 metros de altitud, Mons es el pueblo más elevado del País de Fayence! Dese un paseo por las antiguas y estrechas callejuelas, contemple los bellísimos retablos barrocos de la iglesia y disfrute de un panorama extraordinario desde la plaza de San Sebastián.
Lo que caracteriza a Tourrettes son las pequeñas escaleras y los pasajes abovedados. Al doblar la esquina de una de las callejuelas, llegamos a la plaza del Reloj, punto más alto del pueblo. Desde aquí, la panorámica del macizo de Maures, el Esterel y el mar a lo lejos es simplemente magnífica.
Si le gustan las flores, le encantará el municipio de Tanneron, con sus colinas cubiertas de mimosas. Su floración, entre diciembre y marzo, le ofrecerá un auténtico regalo visual y olfativo.
En cuanto a Seillans, figura entre los pueblos más bellos de Francia. Callejuelas empedradas, fuentes, castillo feudal, puerta sarracena e iglesia del siglo XII constituyen su patrimonio histórico.
Instalado juanto al macizo del Esterel, el pueblo de Saint-Paul-en-Forêt está rodeado de bosques de pinos y robles. Los amantes de las piedras antiguas disfrutarán recorriendo sus encantadoras callejuelas y visitando la iglesia de San Pablo (siglo XVIII) y la capilla de San José. Esta capilla, situada en la colina de Pincoullinier, le ofrecerá una bellísima panorámica de los alrededores.
Enclavado en medio de un entorno protegido, el pueblo de Bagnols-en-Forêt, con sus agradables zonas boscosas, es ideal para pasear en plena naturaleza y disfrutar de las múltiples vistas de los paisajes circundantes. En las proximidades, las gargantas de Blavet, cuyas paredes rocosas alcanzan los 80 metros de altura, son realmente impresionantes.