Situado entre el golfo de Saint-Tropez y el macizo de Maures, Grimaud es un precioso pueblo con rasgos medievales aún muy presentes. Encaramado en una colina, lo primero que se ve al llegar es su castillo. Construido en el siglo XI, este edificio feudal, del que subsisten unas ruinas imponentes, dispone de unas magníficas vistas del litoral y las colinas boscosas del macizo de Maures.
Con un rico patrimonio bien conservado, Grimaud posee una sucesión de bonitas callejuelas empedradas y llenas de flores, placitas, arcadas y casas antiguas restauradas. En el pueblo antiguo también podrá descubrir la bonita iglesia de San Miguel, de finales del siglo XII, de estilo románico provenzal. Esta iglesia alberga un fresco del 1850 que representa a san Miguel, san Pedro y san Bartolomé, así como vidrieras contemporáneas realizadas en 1975 por el joyero Jacques Gautier.
Cerca del pueblo, con salida del molino de Saint-Roch, el camino que conduce al puente de las Hadas hará las delicias de los amantes de los paseos por la naturaleza, con su apacible entorno y sus magníficas vistas del castillo