De Cabourg a Honfleur, la Costa Florida presenta una sucesión de bonitas localidades playeras a lo largo de cuarenta kilómetros. En el siglo XIX, la moda de los baños de mar contribuyó a que aumentara el número de bellas mansiones con una arquitectura excepcional. La Costa Florida tiene una fama internacional, y turistas del mundo entero acuden cada año para disfrutar de los acantilados legendarios y las playas de arena fina, ideales para solazarse.
Honfleur forma parte de las maravillas imprescindibles de este apreciado destino. Las imponentes casas con encanto que rodean el puerto viejo, el centro histórico y las iglesias han atraído a muchos pintores y fotógrafos. Deauville también es una referencia ineludible, con sus míticas playas interminables rodeadas de hermosas villas, su paseo de tablas y su festival de cine estadounidense. Su vecina y hermana gemela Trouville-sur-Mer, antiguo pueblo de pescadores, posee tanto encanto que no tiene nada que envidiar a Deauville.
En Houlgate, las numerosos villas frente al mar componen un patrimonio construido excepcional, por lo que recibe el nombre de perla de la Costa Florida. En Hougate comienzan los acantilados de las Vacas Negras, y a sus pies hay rocas cubiertas de algas oscuras, que se extienden hasta Villers-sur-Mer. Esta última es una pequeña localidad tranquila, que merece un alto para disfrutar de los acantilados, la marisma de Blonville-Villers y la verde campiña. Cabourg, ligada a Marcel Proust, es famosa por el festival de música Cabourg Mon Amour, la bonita playa central, las villas "belle époque", los jardines y la gran plaza del Grand Hôtel.
Un recorrido por la cornisa normanda, entre Villerville y Trouville-sur-Mer, permite disfrutar de hermosas vistas de la orilla del mar y del estuario del Sena. La Costa Florida también hará las delicias de los aficionados a los caballos, ya que los hipódromos de Cabourg y Deauville figuran entre los más famosos de Francia.