Cap d'Ail, un Edén en la Riviera francesa... a las puertas de Montecarlo, a 20 minutos de Niza e Italia.
Cap d'Ail tiene un pasado rico en historia. Durante casi un siglo, las personalidades han optado por residir allí por su encanto y su entorno de vida. Por nombrar solo algunos: el zarevich, el príncipe de Gales, los hermanos Lumière, Sacha Guitry, Winston Churchill, Guillaume Apollinaire, André Malraux, Lord Beaverbrook, Greta Garbo y muchas otras celebridades.
La creación del distrito de Mala está en el origen de la estación de Cap d'Ail. Su desarrollo se inició hacia 1879 gracias a la iniciativa de un atrevido financiero, el barón de Pauville que, convencido del potencial turístico del lugar, recientemente atravesado por la carretera nacional y unido a la red ferroviaria, decidió poner en marcha en 1880, un vasto transacción patrimonial. El conjunto planificado consta de una urbanización y un hotel destinados a albergar a una clientela de ricos visitantes invernales que prefieren permanecer en paz mientras disfrutan de las distracciones que ofrecen los grandes complejos turísticos vecinos de Niza y Mónaco.