Construido a partir de finales del siglo XVI por orden de Jean-Louis de Nogaret de La Valette, favorito del rey Henri III y primer duque de Épernon, el castillo de Cadillac sigue dominando majestuosamente el Garona y la bastida de Cadillac... Tomado y saqueado durante la Revolución Francesa, el edificio se convirtió entre 1818 y 1890 en una prisión femenina de condiciones particularmente duras. Posteriormente, y hasta 1952, albergó un centro educativo para niñas. Declarado monumento histórico, el castillo de Cadillac está abierto al público, y en él descubrirá un pasado marcado por la grandeza y la decadencia.
Durante su visita (guiada o libre) podrá contemplar todas las riquezas que hicieron de este un dominio majestuoso en la época ducal, como los techos pintados, las chimeneas monumentales y los antiguos tapices que decoran de forma magnífica las estancias del castillo.
Antes de irse no deje de dar una vuelta por el jardín francés, actual parque municipal, que rodea con elegancia las fortificaciones de la bastida.