La Costa de Granito Rosa está en Costas de Armor, entre Trébeurden y Perros-Guirec, y se llama así por los gigantescos bloques de granito que surgen de la landa, al borde del litoral.
Es el paraíso de las pequeñas calas con arena blanca y agua turquesa, paisajes salvajes y el sendero de los aduaneros, que conviene recorrer a pie para disfrutar mejor de los encantos de una naturaleza insólita y preservada.
En todo el mundo solo existen tres litorales de granito rosa, producto de la mezcla de tres minerales (mica, feldespato y cuarzo): en China, en Córcega y en Bretaña. Esta curiosidad geológica natural merece más de una visita, por la belleza de los lugares naturales y la vegetación, y para disfrutar de los encantos de una Bretaña salvaje y misteriosa.
De este a oeste, el recorrido comienza en las rocas de Ploumanac'h, en Perros-Guirec, antiguo puerto pesquero convertido en localidad playera, con dos puertos de recreo y tres grandes playas. En Perros-Guirec también destaca la capilla de Nuestra Señora de la Claridad, Monumento Histórico, y el museo de la Historia y las Tradiciones de Baja Bretaña.
El precioso pueblo de Ploumanac'h fue elegido "Pueblo preferido de los franceses" en 2015. De aquí parte un sendero muy apreciado, el GR 34, que permite recorrer toda la Costa, y descubrir rocas espectaculares en el mar y landas floridas en tierra. Desde el faro, edificio destacado de Ploumanac'h, se puede divisar el castillo de Costaérès y el archipiélago de las Siete Islas (Rouzic, Malban, les Costans, Bono, la isla de los Monjes, la isla Plana y los Ciervos), reserva natural que alberga la colonia de aves marinas más importante de la Francia metropolitana: aquí hay gaviotas, cormoranes, pingüinos, halcones peregrinos e incluso una colonia de focas gris. Solo la isla de los Monjes es accesible en barca. Haga una escala en esta isla, o recorra el archipiélago en barca para ver las decenas de miles de aves que se asientan aquí.
En Ploumanac'h destaca el oratorio de Saint-Guirec, un monumento que parece flotar en el mar con la marea alta...
El recorrido prosigue hacia Trégastel y sus puertos, donde hay un acuario marino. Desde allí, cerca de Trébeurden, otro bonito paseo por la marisma de Quellen permite ver la fauna y la flora, y a veces los caballos de Camarga.
Desde la punta de Bihit, disfrutará de una magnífica panorámica de la bahía de Lannion y la isla Losquet.
En la pequeña ciudad de Lannion, llena de encanto, merece la pena dar un paseo por sus callejuelas empedradas para descubrir los palacios y las casas con entramado de madera.
Entre tierra y mar, esta espléndida costa salvaje ofrece muchas actividades deportivas en temporada como catamarán, kayak de mar o snorkel en los clubes náuticos locales. Sin olvidarse del baño en las grandes playas o en las pequeñas calas de aguas transparentes.