Strasbourg, catalogada como Ciudad Histórico-Artística, es una etapa imprescindible en un recorrido por Alsacia. El casco viejo, inscrito en el patrimonio mundial de la UNESCO, es famoso a escala internacional por su excepcional patrimonio arquitectónico, histórico y cultural. Las huellas del pasado medieval y de la época renacentista están profundamente inscritas en su idiosincrasia.
La catedral de Nuestra Señora de Estrasburgo, que se alza majestuosamente en el centro de la ciudad, constituye el punto culminante y el símbolo de la ciudad. Construida entre los siglos XII y XV sobre los cimientos de una antigua basílica renana, esta obra maestra del arte gótico despliega sus espléndidos atractivos en el exterior y en el interior. Su magnífica fachada de gres rosa de los Vosgos, su fabulosa imaginería y su flecha de 142 metros de altura impresionan de inmediato. En el interior alberga muchas joyas, como un rosetón de cerca de 14 metros de diámetro, o un reloj astronómico de estilo renacentista en el que todos los días, a las doce y media, desfilan los apóstoles. Las noches de verano, la catedral se adorna con las iluminaciones mágicas del espectáculo de luz y sonido. Desde lo alto de la torre de la catedral, a 66 metros de altura, se puede disfrutar de una panorámica de la ciudad después de subir 330 escalones.
En la plaza de la catedral hay magníficos edificios antiguos, entra los que destacan la farmacia del Ciervo del siglo XII o la casa Kammerzell, con entramado de madera esculpido de estilo renacentista, que alberga un famoso restaurante alsaciano.
La Gran Isla, incluida en el patrimonio mundial de la UNESCO, está rodeada por el río Ill y alberga el corazón del centro urbano. A lo largo de las calles peatonales, a cual más pintoresca, el visitante solo puede entusiasmarse ante la perfección del patrimonio arquitectónico. Con sus canales, orillas, callejuelas empedradas y casas con flores con entramado de madera, la Pequeña Francia es uno de los barrios más románticos de la Gran Isla. Antiguamente era el barrio de los curtidores, los molineros y los pescadores. Construida en 1572 a orillas del agua, la Casa de los Curtidores, convertida en restaurante, es un buen ejemplo de la armonía del lugar.
Sobre la presa Vauban, una terraza panorámica ofrece unas bonitas vistas de las torres de los Puentes Cubiertos, el río, la Pequeña Francia y la catedral. La Neustadt, antiguo barrio imperial alemán, es otra zona de Estrasburgo incluida en el patrimonio mundial de la UNESCO y un lugar ideal para pasear. La plaza de la République, con aspecto de parque, es otro sitio destacado. El parque de la Orangerie, con su lago, permite asimismo pasar un agradable momento de descanso en una zona verde.
Estrasburgo también es la ciudad de los museos. Cuenta con hasta diez museos. Entre ellos, el palacio Rohan, que alberga tres museos dedicados a las artes decorativas, las bellas artes y la arqueología; el museo de la obra de Nuestra Señora, al pie de la catedral, que presenta siete siglos de arte local; el museo Alsaciano, que celebra las tradiciones y el arte popular de Alsacia; el museo Histórico, lugar de emoción y descubrimientos de la historia de la ciudad, o el museo de Arte moderno y contemporáneo. La Bodega histórica de los Hospicios de Estrasburgo también merece una visita. Contiene en un tonel el vino más viejo del mundo, que data de... ¡1472!
Los eventos también ocupan un lugar de primera fila. Además del famosísimo mercadillo de Navidad de Estrasburgo, la ciudad ofrece al principio del otoño el festival Musica, dedicado a las músicas de hoy. También destacan las Jornadas Sacras, en junio, centradas en las músicas sacras del mundo.
Estrasburgo también alberga instituciones europeas. A este respecto, el barrio europeo acoge el Consejo de Europa, el Parlamento Europeo y el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos.