Famosa por su famosa escuela de pintura creada por Paul Gauguin, Pont-Aven es una pequeña ciudad de Finisterre, a 12 kilómetros del litoral y a 17 kilómetros de Concarneau.
Emplazado en el fondo de un valle frondoso, con un entorno precioso, Pont-Aven invita a vagar por sus callejuelas, pequeños puentes, lavaderos y antiguos molinos de agua, algunas de cuyas ruedas han sido restauradas. Preciosas mansiones de granito de los siglos XVII y XVIII, una casa con torrecilla, villas del siglo XX contribuyen a su encanto.
A finales del siglo XIX, su luminosidad cautiva al pintor Paul Gauguin, que en 1886 funda la Escuela de Pont-Aven en 1886, seguido por Émile Bernard, Paul Sérusier, Maxime Maufra... Todos ellos se encuentran para pintar en el Bosque del Amor, dominado por la capilla de Trémalo. Un recorrido de descubrimiento "Tras los pasos de Paul Gauguin" remite a este período de efervescencia pictórica, centrándose en el artista. La pintura sigue siendo ahora un polo de atracción importante de Pont-Aven, que cuenta con numerosos talleres y galerías de artistas, lugares de exposición y un museo de Bellas Artes.
Ciudad gastronómica, Pont-Aven cuenta con otra especialidad muy conocida: las famosas galettes de pura mantequilla, elaboradas de forma artesanal y que se encuentran en todas partes.
El Aven, que atraviesa la ciudad, puede servir de hilo conductor para dar un bonito paseo por las orillas llenas de flores, recorrer sus aguas en piragua o barco a motor que no requiere permiso, o realizar una visita comentada a bordo de una lancha motora.
Los veraneantes pueden dirigirse a la playa de Port-Manec'h, una playa familiar jalonada de cabinas blancas, situada en la desembocadura del Aven y del Bélon, a 10 kilómetros de Pont-Aven. Los aficionados a la navegación, podrán disfrutar del refugio de un puerto bien protegido.