Clasificado como Patrimonio del Siglo XX, la Grande Motte se encuentra a las puertas de Camarga, a 25 kilómetros de Montpellier. Su nombre proviene de los marineros, que la denominaron así por sus dunas, que les servían como punto de referencia en medio de un territorio salvaje. En la década de 1970 esta localidad fue creada por iniciativa del arquitecto Jean Balladur. El espíritu audaz de su creador se refleja en el interior de unos edificios futuristas inspirados en las pirámides mayas. El resultado son edificios inmaculados adornados con cuadrículas, triángulos, círculos y otros motivos geométricos, que conforman una decoración que parece sacada de un lienzo de Kandinsky. El emblema de la ciudad es sin duda la enorme pirámide de formas ondulantes, situada frente al puerto donde se balancean los barcos de color crema. Su morfología imita a la del pico de Saint-Loup, montaña característica de Montpellier. Frente a estos increíbles edificios se extiende una larga franja de arena fina que bordea las aguas turquesas. Aquí, predominan las actividades náuticas que hacen las delicias de los amantes del deporte al aire libre.
Existen varios recorridos temáticos para explorar la ciudad a pie o en bicicleta. A estos itinerarios hay que añadir 25 kilómetros de pistas ciclables, que atraviesan unas zonas verdes que cubren el 70 % de la localidad. Resulta muy agradable vagar entre el olor a pinos y cipreses, frente al mar Mediterráneo y los enormes edificios desorganizados que lo rodean.