Lo que ha proporcionado fama a Turena y al famoso Valle del Loira que lo acoge son, en primer lugar, sus castillos, varios de los cuales son joyas arquitectónicas de renombre internacional. El más romántico, sin lugar a dudas, es el castillo de Chenonceau, famoso tanto por el lujo de sus interiores como por su célebre galería con vistas al Cher y sus extraordinarios jardines. El visitante también podrá extasiarse ante edificios impresionantes como el castillo real de Amboise, de rico pasado, con su magnífica vista del Valle del Loira, o el castillo de Chinon, en su espolón rocoso que domina majestuosamente el casco antiguo y el río. El castillo de Le Clos Lucé nos lleva a seguir los pasos de la vida y la obra del genio del Renacimiento: Leonardo da Vinci. El paseo por el agradable parque salpicado de maquetas de los inventos del maestro, verdadero museo al aire libre, es todo un regalo. En cuanto al priorato de San Cosme, rinde homenaje a Ronsard, que vivió aquí los últimos años de su vida. La lista de edificios y lugares prestigiosos es aún larga, y entre otros, cabe destacar el castillo de Azay-le-Rideau, el castillo de Ussé, el castillo de Rivau o el castillo de Langeais, donde se celebró el enlace de Ana de Bretaña con el rey Carlos VIII, sin olvidar los magníficos jardines del castillo de Villandry.
Los pueblos y ciudades también despliegan sus atractivos. Tours, antigua capital del reino de Francia, destaca por los preciosos testimonios arquitectónicos de su pasado, sobre todo en el casco viejo. La ciudad real de Loches o los preciosos pueblos con carácter de Montrésor, Candes-Saint-Martin y Crissay-sur-Manse también merecen una visita.
En cuanto a los amantes del turismo verde, podrán seguir los numerosos senderos del Parque Natural Regional Loira-Anjou-Turena, para realizar bucólicos paseos entre viñas, bosques, valles y boscajes.