La isla de las flores atrae muy especialmente a los que quieren descansar, con su clima tropical, su vida relajada, sus especialidades criollas y sus paradisíacas playas de arena fina, pero también hace las delicias de los amantes de la naturaleza. Protegida en gran parte por el Parque Natural Regional, Martinica alberga, además de su biodiversidad excepcional, unos extraordinarios paisajes preservados que cautivan a los excursionistas. El volcán de la montaña Pelada, los picos de Le Carbet, la península de la Caravelle, sin olvidar los paseos por la selva tropical o a lo largo de los magníficos senderos costeros, maravillarán al visitante. A estos atractivos naturales se añade un patrimonio construido y cultural muy interesante: hacienda Clément, biblioteca Schœlcher de Fort-de-France, iglesia de Case-Pilote, vestigios de Saint-Pierre, o pueblos con un encanto pintoresco son algunas de las posibilidades que se le ofrecen durante su estancia en Martinica.