Borgoña es muy apreciada por los amantes de la gastronomía y de los vinos, pero también hará las delicias de los aficionados a la naturaleza y las piedras viejas. Conocida en el mundo entero por sus viñedos y su cocina genuina, esta bella región campestre le cautivará, con sus apacibles boscajes, sus extensiones de viñas, sus misteriosos bosques y sus grandes ríos y lagos. Nada mejor para revitalizarse que una excursión a pie por el Parque Natural Regional de Morvan o un paseo en bicicleta a lo largo de la agradable Vía Verde del Saona y Loira, y si desea descansar en medio de la vegetación, diríjase al hermoso lago de Settons, en el Nièvre, y disfrute de sus posibilidades acuáticas.
En Borgoña el patrimonio construido está en todas partes, como atestiguan los castillos de Ancy-le-Franc, Bazoches, Berzé-le-Châtel, Cormatin y Tanlay, las abadías de Cluny, Fontenay y Pontigny, las ciudades histórico-artísticas de Auxerre, Chalon-sur-Saône, Dijon, La Charité-sur-Loire y Nevers, los famosos hospicios de Beaune o la majestuosa basílica de Vézelay, clasificada como patrimonio mundial por la UNESCO. Igualmente ineludibles resultan el increíble Guédelon, formidable construcción medieval única en Europa; el monte Beuvray, que cuenta con el museo de Bibracte, además de con unas magníficas vistas; o el yacimiento de Alésia, con sus vestigios galorromanos y su Museo-Parque. ¡Con un patrimonio rico y diverso, Borgoña posee múltiples bazas para atraer a los visitantes!