Vézelay

Capital del patrimonio borgoñón y punto de partida de una de las rutas del Camino de Santiago desde el siglo XI, el pueblo de Vézelay, en el confín de Morvan, es conocido por la basílica de Santa María Magdalena. Esta joya de la arquitectura medieval, catalogada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, domina las viviendas renacentistas y las casas de viticultores de la ciudad. Construida en el siglo XII, fue restaurada en el XIX por el famoso arquitecto Viollet-le-Duc. Una vez atravesado el pórtico de su imponente fachada occidental, sorprende contemplar los tres pórticos esculpidos de su nártex. ¡El increíble tímpano de la portada central que representa a Cristo en majestad es una obra maestra del arte románico! Dentro de la luminosa nave de proporciones majestuosas, las columnas están coronadas por magníficos capiteles esculpidos, del siglo XII, que rivalizan entre sí en elegancia. Durante la visita a este lugar excepcional también se puede contemplar el coro gótico con bóveda ogival, las pinturas murales policromadas de la cripta carolingia, las arcadas del claustro y la sala capitular.

En Vézelay la cultura es especialmente importante. La Casa del Visitante permite descubrir el arte y las técnicas de los constructores de la basílica, mientras que la Casa Jules-Roy, antigua propiedad del escritor, presenta un lugar de cultura y memoria. El museo Zervos, dentro de la casa del escritor Romain Rolland, presenta una magnífica colección de arte moderno. El museo de la Obra de Viollet-le-Duc, ubicado en el antiguo dormitorio de los monjes contiguo a la basílica, se centra en la rehabilitación de esta. Exhibe esculturas originales del edificio que fueron trasladadas por estar demasiado dañadas o ser demasiado frágiles para permanecer en su sitio.

Pero Vézelay no brilla sólo por sus prestigiosos monumentos o sus atractivos culturales. Se trata también de un pueblo pintoresco que domina el valle del Cure y está considerado uno de los más bellos de Francia. Denominada la "colina eterna", esta villa muestra sus atractivos a través de las murallas repletas de torres, el paseo de ronda, las dos puertas fortificadas y las antiguas casas.

El pueblo medieval merece una visita. La calle principal está llena de encanto, gracias a las fachadas de sus casas antiguas y a sus tiendas de arte y artesanía. Y cerca de la basílica la terraza del antiguo castillo abacial y su explanada sombreada ofrecen unas magníficas vistas del valle del Cure y el Morvan. Este hermoso lugar, repleto de bancos, es ideal para pasear o descansar.