Romans-sur-Isère es una antigua ciudad medieval a los pies del Vercors, en Drôme. Todo comenzó en 837 cuando el arzobispo de Viena, Barnard, fundó una iglesia a orillas del Isere. Después, se convertiría en colegiata con la llegada de los canónigos en el siglo X. La ciudad fue creciendo a su alrededor y acabó transformándose en el núcleo de Romans-sur-Isère. Mezcla de arte románico y gótico, el edificio refleja un extraordinario patrimonio arquitectónico. En el interior de la capilla del Santísimo Sacramento, el tapiz bordado del Misterio de la Pasión es una verdadera joya. Confeccionado en el siglo XVI, representa la Pasión de Cristo en un ciclo de nueve bordados. Por su parte, el coro de la colegiata contiene bellas pinturas murales del siglo XIV.
A finales del siglo XIX, Romans-sur-Isère experimentó un importante crecimiento económico gracias a la expansión de la industria del calzado. Instalado desde 1971 en el antiguo convento de la Orden de la Visitación de Santa María, el Museo Internacional del Calzado alberga una colección única. Esta colección recorre 4000 años de historia del calzado en todo el mundo. Al pie del museo, los jardines de estilo italiano permiten disfrutar al máximo de la arquitectura del edificio, que está muy bien conservado.
A continuación, explore las pintorescas calles del centro histórico, como la calle des Clercs (Cérigos), que llama la atención por su empedrado y sus casas antiguas. O las calles comerciales alrededor de la Côte des Cordeliers. Durante el paseo podrá contemplar hermosas casas medievales y elegantes palacios renacentistas. También descubrirá la torre Jacquemart, puerta de la primera muralla construida en 1164. En el siglo XV, en la torre recién erigida se colocó un reloj automático, llamado Jacquemart, que todavía funciona en la actualidad. Por su parte, en el barrio de La Presle hay viejas casas de curtidores con balcones de madera y una escalera cubierta del siglo XV, que forma parte de un via crucis.
El calvario de los Recoletos, declarado Monumento Histórico, supone el punto final del vía crucis del Gran Viaje, y es otro lugar destacado de Romans-sur-Isère. Fundado en 1516, se convirtió en un importante lugar de peregrinación y hoy en día sigue siendo patrimonio vivo, especialmente en Viernes Santo.
En cuanto a la gastronomía, las especialidades de Romans-sur-Isère harán las delicias de su paladar. Cabe destacar la deliciosa pogne, un brioche con forma de corona perfumada con flor de naranja. O los famosos ravioles, pequeños cuadrados de masa fina rellenos de queso y perejil.
