La Rochelle, capital de Charente Marítimo, es famosa por su Puerto Viejo, digno de una tarjeta postal. Custodiado por la torre de la Chaîne y la torre de Saint-Nicolas, el Puerto Viejo ha inspirado a numerosos artistas. Después de pasear por los muelles, el visitante deberá recorrer las bonitas callejuelas de la ciudad vieja. Aquí, se suceden palacios, residencias renacentistas y casas antiguas con entramado de madera. Los aficionados a las compras disfrutarán de lo lindo con el gran número de tiendas y con las calles rodeadas de arcadas.
El pabellón principal renacentista del ayuntamiento (siglos XV y XVI) se encuentra rodeado de un muro de estilo gótico flamígero. ¡Un edificio que no hay que perderse! La visita de la ciudad prosigue con el Museo de Bellas Artes, el Museo del Nuevo Mundo dedicado a la historia de las relaciones entre la Rochelle y las Américas, el Museo de Historia Natural y el Museo de Orbigny-Bernon, que alberga colecciones de objetos de loza, grabados y pinturas.
El enorme puerto de Les Minimes, reservado a las embarcaciones de recreo, atrae a los navegantes de todo el mundo. No lejos del Puerto Viejo, el acuario de La Rochelle muestra a los entusiastas del mundo marino la fauna y la flora de los mares y los océanos del globo.
Después de visitar la ciudad fortificada, nada mejor para relajarse que una parada en las playas de La Rochelle.
Numerosos acontecimientos dan vida a la ciudad: las Semanas Internacionales de la Vela en mayo y junio; el festival Internacional de Cine de La Rochelle y la famosa manifestación musical de las Francofolies, en julio; el Grand Pavois, salón náutico internacional a flote, en septiembre, o el Festival de Jazz entre las dos torres, que se celebra en octubre.