En el interior de la Costa Florida, a caballo de los departamentos de Calvados, Orne y Eure, se extiende un territorio jalonado de praderas onduladas y bonitos pueblos con encanto. Los amantes de la naturaleza genuina disfrutarán con estos paisajes bucólicos y tranquilos, sobre todo en primavera, cuando los manzanos están en flor. Las granjas, casas y casas solariegas con entramado de madera jalonan estas tierras preservadas, componiendo un cuadro lleno de encanto.
La flamante plaza de Beuvron-en-Auge, etiquetada como "Pueblo más bello de Francia", despliega sus típicas casas normandas en torno a un magnífico mercado restaurado. Su vieja casa solariega es la construcción más característica, con su torrecita, su voladizo y sus vigas esculpidas.
También merece la pena ver el castillo de Crèvecoeur-en-Auge, magnífico edificio medieval rodeado de agua. Esta construcción preservada, ejemplo único de pequeña residencia rural, se distingue por su armonioso conjunto de fortificaciones, que consta de la capilla y los edificios con entramado de madera del patio, entre los que se encuentra el palomar.
El imprescindible castillo de Saint-Germain-de-Livet es una joya medieval del País de Auge, mezcla de casa solariega con entramado de madera y residencia renacentista con ladrillos barnizados. Este castillo rodeado de fosos es típico de la arquitectura local de los siglos XV y XVI. El castillo de Le Breuil-en-Auge, con un bonito edificio en el que se fabrica un famoso aguardiente, también merece una escapada.
El País de Auge también debe su renombre al patrimonio gastronómico, cuyos productos estrella son la sidra, el calvados y los quesos fabricados con leche de las vacas que pacen tranquilamente en los prados. Los productores de Normandía transmiten con pasión su técnica para la fabricación del Camembert, el Pont-l'Évêque y el Livarot.
Un gran número de etapas jalonan esta tierra, como la casa solariega de Coupesarte, magnífica residencia privada del siglo XVI inscrita en los Monumentos Históricos, cuyo exterior se puede ver; Saint-Pierre-en-Auge con su mercado centenario de los lunes por la mañana en una espléndida lonja construida por los monjes de la abadía benedictina, y con una panorámica del valle del Touques que se puede ver en Beaumont-en-Auge; la iglesia de Montreuil-en-Auge en medio de los vergeles; la casa solariega de Le Bais, en Cambremer, con su magnífico palomar con entramado de madera; el magnífico castillo de Kinnor, Fervaques, incluido entre los Monumentos Históricos, etc... La lista, no exhaustiva, es larga... La tradición del caballo, con la crianza de purasangres, también está muy presente en este territorio, donde abundan las yeguadas.
