El célebre palacio Garnier se encuentra en el distrito IX, no lejos de la iglesia de la Magdalena y de los Grandes Bulevares. Inaugurado en 1875, es uno de los monumentos característicos de París. Incluido entre los monumentos históricos en 1923, este edificio espléndido, adornado con multitud de esculturas, fue construido por Charles Garnier por encargo de Napoleón III. Es una verdadera obra maestra de arquitectura que no deja indiferente a los turistas.
La ópera Garnier, abierta al público por el día, contiene muchas joyas, como el gran vestíbulo, impresionante, con sus dorados y sus pinturas. También resultan fascinantes la gran escalera de gala en mármol o la magnífica sala de espectáculos de estilo italiano, cuyo techo fue pintado por Chagall en 1964.
Accesible desde la estación de metro Opéra, el palacio Garnier, donde se han representado los ballets y las óperas más importantes, ofrece a los amantes del arte lírico y coreográfico una programación verdaderamente apasionante.