En el corazón de la región de Occitania, a sólo diez kilómetros del Mediterráneo, encontramos Montpellier, la capital de Languedoc, y su rico patrimonio, que fue galardonado en 2019 con el sello de Ciudad y País Histórico-Artístico .
Para comenzar a explorar Montpellier, diríjase a su punto más alto, donde se encuentra el famoso paseo de Peyrou, un remanso de paz muy popular entre los lugareños. Los jardines en terrazas, construidos a finales del siglo XVII, son ideales para pasear y ofrecen unas vistas increíbles. Desde la terraza superior, que cuenta con un depósito de agua muy bonito y una estatua ecuestre de Luis XIV, disfrutará una magnífica vista de los tejados de la ciudad, la garriga circundantes, el pico de Saint-Loup, las Cevenas o incluso los Pirineos en un día despejado.
A continuación, diríjase a Écusson, el centro histórico de Montpellier, apodado así por su contorno en forma de escudo francés antiguo. Tenga los ojos bien abiertos para contemplar los restos del Montpellier medieval. Uno de los ejemplos más reveladores es el palacio de Gayon (siglos XIII y XV), que alberga en una de sus habitaciones un magnífico fresco medieval que representa la vida de san Eustaquio, el patrón de los pañeros. Continúe su exploración por el pasado dirigiéndose a la plaza de la Comedia, construida en el siglo XVIII. Se trata de una de las zonas peatonales más grandes de Europa, con 230 metros de largo y 50 de ancho. Resulta muy agradable pasear entre los bonitos edificios haussmannianos, la magnífica ópera de Montpellier, con su fachada de piedra tallada, y las soleadas terrazas de sus cafés, sin olvidar la elegante fuente de las Tres Gracias. Esta última es una maravilla arquitectónica: ¡contemple el montón de rocas colocados sobre una plataforma circular de la que emergen las Tres Gracias! Se alzan erguidas, espalda contra espalda, y parecen mirar a los transeúntes...
A 5 minutos a pie de la plaza, pordrá visitar uno de los lugares culturales más famosos de Montpellier: el prestigioso museo Fabre. Sus colecciones de pintura antigua, moderna y contemporánea lo convierten en uno de los museos más importantes de Europa. Deténgase en la Galería de las Columnas, sin duda una de las salas más majestuosas del recorrido antiguo, que en sus pinturas de gran formato revela una magnífica panorámica de la historia de la pintura del siglo XVIII. En cuanto al recorrido moderno, no se pierda la colección Soulages, que reúne una veintena de lienzos del famoso artista contemporáneo.
Más al este, camino de las orillas del Lez, llegará a un barrio moderno caracterizado por su estilo neoclásico. Se trata del barrio de Antígona, diseñado por el arquitecto catalán Ricardo Bofill. Visto desde el cielo, este conjunto atípico, con más de 900 metros de longitud, recuerda la forma de una llave. Recorra su universo futurista y descubra algunos de sus lugares más bellos, como el del Número Dorado con sus surtidores de agua; el de Tesalia, con una magnífica fuente al estilo de la antigua Grecia; o el de Europa, con su arquitectura semicircular y su césped, ideal para relajarse y descansar.