El monasterio de Cimiez

Este edificio, construido en el siglo IX por los hermanos de la abadía de San Pons, deleita a los entusiastas de la arquitectura que pasan por Nice. Transformado en varias ocasiones a lo largo de los siglos, primero fue un lugar de residencia para los franciscanos (cuya historia se cuenta en el museo que alberga el monasterio), antes de convertirse en hospital durante la Revolución. Más tarde recuperó su finalidad original, convirtiéndose en una iglesia parroquial administrada por la comunidad monástica. Ahora podemos admirar su fachada neogótica, modificada en el siglo XIX. El conjunto arquitectónico forma un magnífico escaparate, compuesto por un claustro coronado por magníficas vidrieras y un balcón esculpido. A su alrededor, vemos los detalles de la piedra finamente esculpida y envuelta en colores ocre y amarillo pálido, que reflejan la alegría del patrimonio provenzal. En el interior hay algunas piezas llamativas, incluidas las tres obras principales del pintor Louis Bréa: la Piedad, la Crucifixión y la Deposición. Asimismo, encontrará un majestuoso retablo barroco tallado en madera y firmado por el mismo artista. También sobresalen los curiosos frescos alquímicos multicolores con decoración vegetal, que representan animales míticos.

¡Antes de abandonar el lugar no deje de visitar los jardines del monasterio con sus colores resplandecientes! Creados en 1546, figuran entre los jardines más antiguos de Niza y tienen una composición floral muy rica, con un centenar de especies vegetales y una rosaleda compuesta por treinta especies diferentes. ¡Un delicioso paseo bucólico!