Aunque es el último de los grandes castillos renacentistas del Valle del Loira, el Castillo de Villandry es más famoso por sus magníficos jardines. A principio del siglo XX, cuando estaba abandonado y abocado a la destrucción, Joachim Carvallo compró el castillo y decidió crear cinco jardines franceses con aire renacentista.
El jardín-huerto consta de nueve cuadrados que forman una cuadrícula multicolor. Flores y hortalizas se suceden a lo largo de las estaciones, ofreciendo así diferentes cuadros de colores.
El jardín ornamental está dividido en dos salones. El primero, llamado Jardines del Amor, consta por cuatro cuadrados de boj, cada una de los cuales representa un amor diferente. Está el amor tierno con sus corazones; el amor apasionado con sus corazones rotos; el amor inconstante, con sus representativos cuernos y en donde el color amarillo simboliza el amor traicionado; y, finalmente, el amor trágico, representado por hojas de puñales y espadas. Las liras y las arpas adornan el segundo salón, consagrado a la música.
A continuación, se encuentra el jardín acuático, cuyo estanque central en forma de espejo Luis XV inspira calma y tranquilidad. El jardín de los Simples contiene plantas medicinales y aromáticas. Y, por último, el laberinto, agradará a grandes y a pequeños.
En 2008 se creó un último jardín para celebrar el centenario del ambicioso proyecto de Joachim Carvallo. Se trata del jardín del Sol, situado en la terraza más alta del castillo. Consta de tres habitaciones: la de los Niños con juegos al aire libre; la del Sol con su estanque en forma de estrella de ocho puntas; y la de las Nubes, adornada con rosales y arbustos.
En el bosque que domina los jardines un mirador ofrece una panorámica de este magnífico complejo.