Situada estratégicamente entre la Europa del norte y los países del sur, en los siglos XIV y XV la capital borgoñona fue la sede de una de las cortes más brillantes de Europa: la de los duques de Borgoña. El patrimonio construido de la ciudad histórico-artística de Dijon, testigo de este pasado fastuoso, es excepcional y cuenta con magníficos monumentos y pintorescas casas antiguas con entramado de madera. En el Renacimiento y en los siglos XVII y XVIII el patrimonio se incrementó con elegantes palacetes: Esterno, Coeurderoy, Legouz de Gerland, Bouhier de Lantenay, etc.
La ciudad se puede descubrir a pie, en tranvía, en bicicleta, en lanzadera o en segway, y abundan las visitas guiadas para conocer la historia de la ciudad y sus barrios protegidos. El recorrido de la Lechuza, un circuito peatonal en 22 etapas, permite descubrir los principales lugares del centro histórico. Deambule por las calles peatonales y las agradables plazas, y disfrute de las bonitas tiendas de moda y de alimentación fina que se encontrará en su camino.
El museo de Bellas Artes está instalado en el palacio de los duques y los estados de Borgoña, que también es la sede del ayuntamiento de Dijon. Alberga destacadas colecciones, que van desde la Antigüedad hasta el siglo XXI pasando por la Edad Media y el Renacimiento. En la antigua gran sala de ceremonias se pueden ver las tumbas de los duques Felipe el Valiente y Juan sin Miedo. La torre de Felipe el Bueno (siglo XV), que domina el palacio desde sus 46 metros, ofrece una bella panorámica de la ciudad y sus alrededores-
La abundancia de iglesias de todas las épocas, desde la Edad Media hasta nuestros días, le han valido a Dijon el sobrenombre de ciudad de los cien campanarios. La iglesia de Nuestra Señora, la más antigua, es una obra maestra del gótico, con su increíble fachada adornada de gárgolas. La insólita lechuza esculpida en un contrafuerte del edificio se cree que trae suerte si se acaricia con la mano izquierda pidiendo un deseo. Dentro de la iglesia, en el absidiolo sur, se encuentra la estatua de Nuestra Señora de la Buena Esperanza, una Virgen de madera del siglo XI.
También destacan la catedral de San Benigno, de estilo gótico borgoñón; la antigua iglesia de Santa Ana, transformada en museo de arte sacro; la iglesia de San Miguel, de estilo gótico flamígero; y la iglesia de San Esteban cuyo coro y transepto albergan el museo Rude, dedicado al escultor de Dijon François Rude...
En el centro hospitalario, en el antiguo claustro de la cartuja de Champmol hay una obra maestra de la escultura medieval borgoñona: el Pozo de Moisés, base de un calvario ya desaparecido, realizado entre 1395 y 1405.
El Dijon contemporáneo se revela en varios espacios dedicados al arte: galerías privadas; el Ateneo, lugar de exposiciones; el Consortium, centro de arte contemporáneo
Con niños se puede ver el museo de la cometa, en Perrigny-lès-Dijon, con sus más de 1000 cometas de todo el mundo.
Puerta de entrada de los famosos viñedo de Borgoña, y sobre todo de la Côte de Nuits, Dijon es la ciudad de la mostaza, del pan de especias y de la crema de grosellas, que tiene un museo propio, el Cassissium, en Nuits-Saint-Georges, a 30 kilómetros de Dijon en dirección sur. En la gastronomía destaca también el buey borgoñón, los huevos en meurette, el jamón con perejil, el gallo al vino y los grandes caldos... En el mercado, cerca de 250 puestos ofrecen productos frescos y especialidades locales. Este mercado de sabores se celebra los martes, jueves y viernes por la mañana, y el sábado todo el día.
Dijon también es una ciudad verde, con sus 700 hectáreas de parques y jardines, entre los que destaca el parque del Arquebuse, con su arboreto, su rosaleda y su jardín de Ciencias (que cuenta con un planetario, un museo y un jardín botánico dedicados a la biodiversidad. También hay que ver el parque de la Colombière, un jardín de estilo francés con monumentos históricos y más de 6 000 especies de árboles.