Dejando de lado la baza medioambiental de sus zonas boscosas, el norte de Alsacia también es interesante por todos sus castillos medievales. En medio de un paisaje exuberante, las ruinas del castillo encaramado de Fleckenstein, en Lembach, dominan los bosques de los Vosgos del Norte y el Palatinado. Este ejemplo de arquitectura medieval forma parte de los castillos más visitados de Alsacia.
El castillo de Grand-Arnsbourg, en Bærenthal, está construido sobre un cinturón de gres de cien metros de longitud, compuesto por dos rocas separadas por una falla. Lo más destacable es su extraordinario torreón románico. También hay que visitar el castillo de Hohenbourg, en Wingen, construido a mediados del siglo XIII, en el que planea la leyenda de la Dama blanca. La puerta de entrada renacentista y la torrecilla de la escalera están adornadas con los escudos de armas de los Sickingen.
En Windstein, los castillos del Viejo-Windstein y el Nuevo-Windstein son dos edificios, separados por 800 metros, construidos en lo alto del burgo, en la cima de una meseta de gres. A 367 metros de altitud, los restos bien conservados de la nueva construcción —¡que datan de los siglos XIII y XIV!— lindan con las ruinas del antiguo castillo semitroglodita, destruido por las tropas estrasburguesas.
Muchos otros edificios merecen una escapada: en Obersteinbach, el atípico castillo semitroglodita del Pequeño-Arnsbourg, tallado en la roca; en Philippsbourg, el castillo de Falkenstein (siglo XII), desde cuya mesa de orientación, en lo alto de las ruinas, hay unas magníficas vistas; en Dambach, el castillo de Schoeneck con los restos de la residencia señorial y el torreón pentagonal, así como su vecino, el castillo de Wineck, ubicado en una cresta rocosa y abandonado en el siglo XVII por orden del Rey. Citemos también los castillos de Froensbourg en Lembach; Loewenstein en Wingen; Lutzelhardt en Obersteinbach; Ramstein en Bærenthal; o los de los municipios de La Petite-Pierre o Lichtenberg.