Recorriendo la Ruta de los Vinos, no se puede pasar al lado el castillo de Haut-Koenigsbourg sin pararse a visitarlo. Esta impresionante fortaleza, que domina la llanura de Alsacia a más de 750 metros de altitud, domina altivamente el municipio de Orschwiller, y constituye el punto culminante de cualquier visita al país alsaciano.
La imponente construcción, erigida en el siglo XII, fue destruida y reconstruida muchas veces. Asediada, saqueada y abandonada después de 1633, fue restaurada al principio del siglo XX por Bodo Ebhardt, un arquitecto especializado en la fortificación medieval. El talento de este permitió que el edificio conservase su identidad de fortaleza medieval con su doble recinto, su torreón de 62 metros de altura, sus bastiones y su patio de honor.
Grandes y pequeños se maravillarán ante el albergue, la fuente, el molino y la forja del patio exterior, por el que se accede al recinto del castillo. El puente levadizo conduce al visitante al patio interior, donde se puede ver la escalera hexagonal que conduce a los apartamentos ricamente amueblados, como la antecámara de la emperatriz, la cámara Lorena y la sala del Kaiser. En residencia meridional están la sala de los trofeos y la sala de armas, que presenta una colección de un centenar de armas blancas de finales de la Edad Media.
Otros dos puentes levadizos conducen al Gran Bastión, donde se exponen los cañones. Desde lo alto de las dos torres se puede disfrutar de una panorámica excepcional de la llanura de Alsacia, la Selva Negra e incluso los Alpes cuando hace bueno.
Visitar Haut-Koenigsbourg, testigo de una larga y tumultuosa historia de más de 900 años supone realizar un gran viaje través del tiempo. Descubrimos así un excepcional modelo de fortaleza de montaña del siglo XV mientras nos sumergimos en el agitado ambiente de la época.