Dominada por la silueta de sus dos imponentes castillos, la villa medieval de Bruniquel, incluida entre los pueblos más bellos de Francia, es una auténtica joya arquitectónica.
Esta antigua plaza fuerte es un lugar propicio para callejear. El comercio del cáñamo, lino y azafrán trajo el esplendor a esta ciudad, y aún conserva numerosos testimonios de su esplendoroso pasado. Un paseo por sus callejuelas empedradas llenas de encanto nos traslada al ambiente fastuoso de la Edad Media, mostrándonos un gran número de mansiones de piedra de los siglos XIV, XV y XVI, algunas de ellas decoradas con hermosas ventanas con parteluces. La casa Payrol, antigua mansión de los gobernadores de Bruniquel, es un espléndido ejemplo de la arquitectura civil medieval. Alberga pinturas murales del siglo XIII, un techo renacentista y un museo en el que se expone una colección de objetos relacionados con la historia local. Una vez terminada la visita, el paseo prosigue en dirección a lo alto del pueblo, donde se alzan los dos castillos de Bruniquel, el castillo viejo (siglos XIII-XIX), y el castillo nuevo (siglos XV-XVII). Su visita nos permitirá admirar la torre de la Reina Brunehaut, la sala de los caballeros, con sus ventanas geminadas, o la galería renacentista, con su espléndida panorámica del valle del Aveyron. Una exposición permanente sobre la prehistoria y sobre la película "El Viejo Fusil", de Robert Enrico, que se rodó en parte en este lugar, así como alguna exposición temporal, completan el descubrimiento de este sitio.
Cada año, a finales de julio-principios de agosto, el festival lírico consagrado a Jacques Offenbach (Festival de los Castillos de Bruniquel) constituye el punto culminante del calendario festivo de la villa.