El precioso pueblo medieval de Alet-les-Bains, en el alto valle del Aude, es famoso por los beneficios de sus aguas termales y cuenta con hermosas casas antiguas de piedra y entramados de madera, como se puede ver en la pintoresca plaza de la República. No lejos de aquí se alzan los vestigios de un monasterio benedictino, fundado en el siglo IX: la abadía-catedral de Nuestra Señora de Alet, en gres ocre, de la que subsisten las ruinas románticas de la cabecera románica, del coro gótico inacabado, la sala capitular y la puerta de entrada norte.
Los que quieran tomar el sol y nadar, podrán disfrutar de la piscina de agua termal al aire libre, abierta en julio y agosto. ¡Y los entusiastas de los deportes de aguas bravas podrán realizar el descenso del Aude en piragua, rafting o hydrospeed!