Cultivado desde finales del siglo XIX, el tomate de Marmande llegó a la región tras una gran epidemia de filoxera, en 1863, que obligó a los viticultores a renunciar a la viña en beneficio del tomate. Esta hortaliza fue traída de los Andes en el siglo XVI por los españoles. Intentando conseguir una especie precoz, los agricultores de la región crearon el tomate de Marmande, una mezcla de pondorosa y mikado.
Plano y acanalado, el tomate de Marmande posee una carne firme, muy perfumada y especialmente dulce gracias a la gran exposición al sol de la que goza. Es muy apreciado como tomate relleno, ya que es muy jugoso, pero también en ensalada.
Cada año, en el mes de julio, la ciudad de Marmande organiza la Tomato Fiesta en colaboración con la cofradía del tomate. El programa de la fiesta incluye un desfile, bandas, conciertos, un mercado de productores, un concurso de mejor tomate o talleres de cocina.