La fabricación de ron está enraizada en la tradición guadalupeña desde el cultivo de los primeros campos de caña de azúcar. Se producen dos tipos de ron: el ron agrícola, obtenido a partir del zumo de caña de azúcar, y el ron industrial, también llamado tradicional, extraído de la melaza, un residuo de la fabricación de azúcar. Aunque el número de destilerías, y por consiguiente la producción de ron, ha disminuido considerablemente con el paso del tiempo, Guadalupe sigue conservando su renombre con sus nueve destilerías: Bologne en Basse-Terre; Montebello, en Petit-Bourg; Longueteau, en Capesterre-Belle-Eau; Séverin et Reimonenq, en Sainte-Rose; Damoiseau, en Le Moule; y Bellevue, Bielle y Poisson en la isla de Marie-Galante.
Si el ron añejo, tan valorado por los aficionados, se toma solo como aperitivo o como digestivo, el ron blanco es ideal para realizar un punch, un ti-punch o cócteles como el mojito, pero también en la cocina para perfumar ciertos platos, pasteles, crepes o para preparar plátanos flambeados.
Un museo de Ron, situado en la finca de la destilería Reimonenq, en el municipio de Sainte-Rose, le invita a descubrir la historia del ron y su proceso de elaboración. Las destilerías guadalupeñas, abiertas al público, ofrecen visitas a sus instalaciones en funcionamiento durante el período de recogida de la caña, entre febrero y junio. ¡Un imprescindible para quien desea conocer las diferentes etapas de fabricación del famoso ron antillano!