Apreciada por la dulzura de su sabor y su aporte de energía, esta famosa fruta exótica constituye la primera actividad de Martinica y Guadalupe.
El plátano, Originaria de Asia del sureste e introducida en las Antillas por los portugueses a principios del siglo XVI, posee numerosas cualidades. Nutritivo y muy digestivo, también es excelente para la salud, ya que es rico en potasio, fósforo, magnesio, calcio y vitaminas B y C. Ideal para hacer acopio de vitalidad, también cuenta con la ventaja de que, contrariamente a lo que se piensa, no engorda.
Los plataneros son unas hierbas gigantes que pueden alcanzar los 15 metros de altura, y producen dos grandes subgrupos de plátanos: el plátano dulce o plátano de postre, de tipo Cavendish, y el plátano para cocer. La recogida de un racimo de plátanos, que puede llegar a pesar 25 kg, se realiza entre 9 y 12 meses después de la plantación del platanero.
El plátano de postre, delicioso solo o flambeado con ron, se presta a muchas preparaciones, ya sea en mermeladas, pasteles, tartas, helados, macedonias, punchs o batidos. Imprescindibles en la cocina antillana, los plátanos de cocer se pueden tomar fritos, asados, hervidos o en forma de chips.
Para conocer mejor la historia y el cultivo del plátano, diríjase al museo del Plátano, en el municipio de Sainte-Marie (Martinica), o la casa del Plátano instalada en Trois-Rivières (Guadalupe). Todos los años en el mes de julio el plátano es el protagonista en el museo del Plátano de Sainte-Marie. Además de las numerosas animaciones que se ofrecen, se pueden saborear muchos productos elaborados a base de plátano...