El petit sablé de Sablé-sur-Sarthe se menciona por primera vez en 1670. Pero su verdadera difusión se debe al pastelero Yvon Etienne, que lo registró en 1924. Así, esta deliciosa galleta, pura mantequilla, comenzó a experimentar un gran éxito.
Redonda, rubia y crujiente, el petit sablé de Sablé, que se presenta hoy con diversos aromas, se ha convertido en el embajador gastronómico de la ciudad. Elaborada con harina de trigo, mantequilla fresca, azúcar, huevos, sal y leche, es particularmente apreciada en la merienda con una taza de café o un buen tazón de chocolate caliente.