Esta antigua receta, cuyo origen se remonta al siglo XVII, da renombre a la pequeña ciudad ardenesa de Rethel. Etiqueta Roja e Indicación Geográfica Protegida dan testimonio de la calidad de esta especialidad de Rethe: una morcilla sin conservantes, elaborada de manera artesanal con carne fresca de cerdo de calidad, leche, huevos enteros, chalotas, sal y pimienta. Todo esto garantiza un plato untuoso y suculento.
La morcilla blanca de Rethel es típica de Navidad, pero también se toma como aperitivo, -frita y servida en rodajitas- como entrante o como plato, acompañada de manzanas.
El último fin de semana de abril de cada año, la morcilla blanca es la protagonista indiscutible en Rethel, ya que en su honor se realizan degustaciones y actividades, como el concurso del mayor comedor de morcillas.