Cultivado en las pendientes arcillo-calcáreas de la región, el melón de Quercy cuenta con una excelente exposición, lo que le proporciona su increíble sabor dulce y su carne tan jugosa. Procedente de variedades selectas, posee una densidad perfecta, así como una textura que se deshace muy agradable. Es rico en vitaminas y fibras, y además posee pocas calorías.
Generalmente, el melón de Quercy se toma solo, con sal o con pimienta, o con oporto o jamón del país. También puede asarse o ponerse en confitura. Se vende entre abril y octubre, se reconoce por su carne muy anaranjada, su corteza sin manchas, su piel teñida de amarillo y su delicioso sabor a miel. Cultivado en la región desde el siglo XVIII, posee en la actualidad una IGP.
Cada año, el 15 agosto, el pueblo de Belfort-du-Quercy organiza la fiesta del melón, en la que se puede asistir al concurso del mayor comedor de melones.