¡Las galletas bretonas son toda una institución en Bretaña! Existen muchas variedad pero hay cuatro que destacan. Es el caso de la galette bretona, originaria de Pont-Aven, que es la galleta bretona más famosa. Se elabora con harina de trigo, mantequilla, azúcar y huevos. Este sablé, redondo y crujiente, es muy valorado como postre o como merienda, acompañado de un vaso de sidra.
El pastel bretón también es famoso. Se trata de una galleta redonda densa con una corteza dorada. Para elaborarla, se utiliza mantequilla batida semisalada, azúcar, harina y yema de huevo. Existen variantes con ron, bergamota o frutos del bosque.
El palet bretón, galleta seca gruesa con pasta quebrada es uno de los más conocidos. Se hace con mantequilla semisalada, harina, azúcar, huevos y vainilla, y su nombre viene del juego de palets bretones, cuyos elementos poseen la forma de esta galleta.
Por último, el craquelin, panecillo hueco, seco y ligero, hace las delicias de los habitantes de la región de Saint-Malo. Con su forma de escudilla, esta galleta se elabora con harina, huevos y leche. Supervivencia de los escaldados de la Edad Media, se trata de una especie de biscotte bretón muy apreciado en la merienda o en el desayuno con mantequilla semisalada, confitura o miel.