Este plato tradicional de la cocina borgoñona consiste en acompañar unos huevos escalfados con una salsa meurette. A base de vino tinto, esta salsa se prepara con torreznos, cebolla y chalotas previamente rehogadas en mantequilla. Este entrante se suele servir con pan tostado con ajo y un vaso de vino tinto de Borgoña.