Plato occitano ancestral que el rey Enrique IV quería que estuviera en la mesa de los franceses todos los domingos. Este plato, actualmente promocionado por la cofradía de la orden de la gallina rellena de Tarn-y-Garonne, consiste en una gallina rellena cocinada con cebolla picada con clavo de olor, un ramillete de hierbas, puerros, zanahorias, nabos y un manojo de apio. El relleno de la gallina, por su parte, se compone de carne de salchicha, hígado y corazón de gallina, perejil, ajo, huevo, miga de pan y leche.
Muy apreciada para las grandes ocasiones o las comidas familiares, la gallina rellena se acompaña de maravilla con un vaso de vino tinto seco.