Golosina aromatizada, el berlingot de Carpentras parece que fue inventado a principios del siglo XIV por uno de los cocineros del papa Clemente V, llamado Sylvestre. Este último lo debió ofrecer al soberano pontífice con estas palabras: "En honor a BERtrand de GOT...", su verdadero nombre, lo que habría dado lugar, en lenguaje común, a la palabra berlingot. Gracias al pastelero-confitero François Pascal Long, que mejoró la receta en 1844, el berlingot de Carpentras se hizo famoso.
Elaborado a base de sirope de frutas confitadas, esta pequeña pirámide dura y traslúcida, estriada de blanco, presenta diferentes colores, como el rojo, el verde, el amarillo, el naranja..., que recuerdan los distintos aromas, como son la menta, el anís, el limón, la naranja... ¡Los amantes de los dulces placeres seguro que quedan satisfechos!
La confitería de Mont Vetoux, en Carpentras, ofrece a los visitantes un pequeño museo del berlingot, que traza la historia de esta golosina. También es posible visitar la fábrica y participar en una degustación.