Ubicada en lo alto de la Costa Azul, esta hermosa ciudad medieval ha logrado conservar, dentro de un recinto de murallas milenarias, sus calles estrechas y plazas sombreadas arrulladas por el sonido de las fuentes. Rodeada de olivos, la ciudad se encuentra al pie de la cordillera de Baous. De sus techos ocres surge un campanario de piedra de líneas geométricas que compone el retrato de una localidad típica del interior de Niza.
Los amantes de la arquitectura repararán en la forma particular de Vence: en el siglo XIV las casas se levantaron adosadas a las murallas, lo que servía para protegerlas. Por esta razón, sus construcciones medievales figuran entre las mejor conservadas de toda Francia. Contemple los detalles de estas casas con persianas azuladas que se levantan sobre la antigua calzada romana y que parecen hablarnos de toda una época. Continúe su periplo por el tiempo hasta la Plaza Godeau, donde encontrará una antigua columna romana que probablemente perteneció a un templo. Esta preciosa plaza se encuentra al pie de la imponente catedral de la Natividad de María, que domina las casas del casco antiguo.
Al explorar el patrimonio de Vence entendemos mejor por qué tantos pintores la convirtieron en su musa: Chagall, Matisse y Dubuffet recorrieron sus calles, seducidos por las vistas al mar y el encanto de sus callejuelas típicas y sus plazas sombreadas. Más allá de las murallas, podrá continuar su visita en dirección a la famosa plaza del Gran Jardín, repleta de animadas terrazas de cafés.
No puede perderse la magnífica capilla del Rosario, cerca del casco antiguo, que posee coloridas vitrinas diseñadas por el famoso artista Henri Matisse.
Importante: cada verano Vence presenta las Noches del Sur, un evento musical que reúne a numerosos artistas procedentes de todo el mundo.