Entre el macizo de Luberon y el País de Forcalquier, rodeado de olivares y campos de lavanda, se encuentra el pueblo colgado de Simiane-la-Rotonde, que forma un conjunto típicamente provenzal. Dominado por la forma circular del castillo medieval, se alza el pueblo viejo, lleno de encanto. Aquí, todo invita a pasear: las callejuelas empedradas repletas de flores y rodeadas de bellas mansiones, los talleres de arte y artesanía, y los pintorescos mercados cubiertos del siglo XVI que ofrecen una hermosa vista sobre el paisaje circundante.
En lo alto del pueblo, la visita de la fortaleza de los Agoult-Simiane permite descubrir la rotonda, antiguo torreón del siglo XII, y la espléndida sala románica adornada con motivos esculpidos. Además, destaca una exposición sobre la historia del castillo y una iniciación a la aromaterapia.
En el mes de agosto, en el incomparable marco de la rotonda, se celebra un festival internacional de música antigua: las Ricas Horas Musicales de la Rotonda.