Toda en piedras blancas y negras, la basílica Saint-Quentin es el segundo edificio gótico en toda Picardía. Construido entre finales del siglo XII y finales del siglo XV, es particularmente conocido por ser el lugar de enterramiento del mártir Quentin que le dio su nombre.
Catalogado como Monumento Histórico, fascina con su arquitectura original que revela una torre de porche delantero de más de treinta y cuatro metros de altura, un crucero doble o un coro radioconcéntrico.
En el interior, los visitantes se dejarán seducir por el antiguo laberinto de 260 m inscrito en el pavimento de la nave. Las vidrieras instaladas en diferentes épocas completan la oferta artística de la basílica de Saint-Quentin con, en particular, vidrieras medievales en las capillas absidales que datan del siglo XII. Representan episodios de la vida de la Virgen y de San Esteban.
Para conocer más sobre el edificio, la oficina de turismo ofrece visitas guiadas.