En el corazón de Hérault, la pequeña ciudad de Pézenas cautiva a los visitantes con su magnífica arquitectura antigua y su excepcional artesanía. Escultores, alfareros, ebanistas, sopladores de vidrio y muchos otros aportan su granito de arena al rico patrimonio de la región.
Esta riqueza es el legado del glorioso pasado de la ciudad. Capital de los Estados Generales de Languedoc en el siglo XVI, la ciudad conoció entonces su edad de oro, y numerosos palacetes fueron construidos allí junto a otros edificios suntuosos. Hoy podemos visitar, por ejemplo, el palacio Lacoste, que alberga un hermoso vestíbulo con bóveda de crucería, así como una magnífica escalera en escuadra. El palacio Malibran, por su parte, destaca por su fachada decorada con mascarones que representan rostros femeninos sonrientes. Contemple los balcones con forjados de hierro, que revelan la opulencia de la época.
Auténtico Versalles de Languedoc, Pézenas acogió a ilustres personalidades, la más famosa de las cuales es Jean-Baptiste Poquelin, más conocido por el nombre de Molière. Molière, que no fue bien recibido en la capital, se estableció en la ciudad en 1647. En una pequeña parte ajardinada de la plaza del 14 de Julio se alza un monumento dedicado a Jean-Antonin Injalbert, realizado por él mismo en 1897.
Continúe el recorrido por Pezenas paseando por sus calles empedradas, cuyas antiguas viviendas (algunas de ellas de la Edad Media) están adornadas con coloridas persianas que se hacen eco del brillante estilo de las tiendas de artesanía. En la Casa de los Oficios Artesanales, ubicada en la antigua casa consular del siglo XVII, podrá descubrir el trabajo de artesanos que crean esculturas, joyas, accesorios de moda, artículos de mesa y objetos decorativos. ¡No puede abandonar Pezenas sin llevarse un recuerdo hecho a mano! Para completar su estancia con un toque gastronómico, déjese seducir por las suculentas pastas de Pézenas de la Maison Alary.