¿Quién no conoce en la actualidad la famosísima catedral de Nuestra Señora de París? Este edificio medieval, que combina el gótico primitivo con el gótico radiante, fue inmortalizado por Victor Hugo en una de sus novelas más famosas. Impresiona por la majestuosidad de su arquitectura y por la riqueza de las obras que alberga, como los magníficos rosetones del transepto, que, con sus 13 metros de diámetro, figuran entre los más grandes de Europa. Está situada en la isla de la Ciudad, el centro histórico de la ciudad de París, en el distrito IV, no lejos de la estación de metro Cité. Actualmente, la catedral es el monumento más visitado de la capital, por delante de la torre Eiffel, con casi 13 millones de visitantes al año.
Construida entre los siglos XII y XIV, la catedral de Nuestra Señora sufrió numerosos pillajes y destrucciones durante la Revolución francesa. Posteriormente, en el siglo XIX, fue restaurada bajo la dirección del famoso arquitecto Eugène Viollet-le-Duc. En 2013 la catedral celebró su 850 aniversario con la instalación de nueve campanas nuevas, y ahora presenta su mejor rostro a los turistas del mundo entero.
En primer lugar, el exterior constituye un maravilloso ejemplo del arte gótico religioso. La fachada oeste, verdadera obra maestra, muestra tres majestuosas portadas esculpidas, entre las que destaca la del Juicio final. El lado sur del edificio presenta la magnífica portada de San Esteban, y el flanco norte, la espléndida portada del Claustro. El interior de la catedral deslumbra por la belleza de las vidrieras y por el perímetro del coro, adornado con bajorrelieves. Asimismo, cabe destacar el preciado tesoro de Nuestra Señora, que en la actualidad acoge las reliquias de la Pasión de Cristo, antiguamente conservadas en la Santa Capilla.
En la cripta arqueológica de la plaza de Nuestra Señora, los visitantes interesados pueden contemplar vestigios galorromanos, medievales o de los siglos XVIII y XIX. También se puede acceder a las torres de la catedral, subiendo por una empinada escalera de caracol. Pero el esfuerzo merece la pena, porque una vez en lo más alto, además de descubrir la impresionante galería de las quimeras y el campanario de la torre sur, se divisa una de las panorámicas más bellas de la ciudad de París.
A modo de curiosidad, el kilómetro cero de las carreteras de Francia, que sirve de referencia para calcular las distancias a las demás ciudades del país, se encuentra en la plaza de Nuestra Señora, a cincuenta metros de la catedral.