Auténtico mar interior de 5 kilómetros de ancho y 21 de largo, el Golfo de Morbihan, nombrado Parque Natural Regional e inscrito en el club de las bahías más bellas del mundo, posee unas cuarenta islas, cada una con sus particularidades propias.
Conectado al océano por un corredor situado entre Port-Navalo y Locmariaquer y cerrado por la península de Rhuys, este territorio tan bello como salvaje, formado por calas, rocas e islotes, es un paraíso para cerca de 150 000 aves (zancudas, serretas medianas, garcetas comunes, diferentes tipos de gaviotas, etc..) y para los amantes de los paisajes marinos.
El clima templado y soleado contribuye a hacer del golfo de Morbihan un lugar de veraneo ideal, popular entre los turistas por la belleza de sus enclaves, los deportes acuáticos (como vela y remo), el senderismo, los pintorescos puertos pesqueros y los molinos de mareas.
Hay excursiones en barco durante todo el año, alcanzando su máxima actividad en la temporada veraniega.
Partiendo de Vannes, Baden, Locmariaquer o Port-Navalo puede explorarse la bahía y sus islas, empezando por las más grandes: Arz, que ofrece hermosas vistas del resto del archipiélago y conduce hasta el molino de mareas de la punta de Berno; y la muy arbolada isla de los Monjes.
En cualquier rincón podrá reencontrar la grandeza de la naturaleza y de la fauna, así como el aire yodado y la sensación de libertad. Y un aviso para los senderistas: existe un camino que permite explorar todo el golfo.
Los aficionados al marisco deben saber que el Golfo de Morbihan produce el 10 % de la producción francesa de ostras. Visite un parque para completar su conocimiento sobre ostricultura, o simplemente dedíquese a degustarlas en cualquier rincón del golfo.
Tampoco debe probar la cerveza bretona con agua de mar, miel, sidra, crepes salados, kouign-amann y sablés (¡elaboradas con mantequilla pura!)... tesoros de la gastronomía bretona que podrá transportar fácilmente en su equipaje.
Otra curiosidad: el viejo pantano salado de Lasné, en Saint-Armel, que fue rehabilitado en 2003 y produce 8 toneladas de sal al año.
Por último, no hay visita al Golfo de Morbihan sin un alto en Vannes, la ciudad de los Duques de Bretaña dos veces milenaria.