Todos los años, en Borgoña, los viñadores de cada pueblo se reúnen a finales del mes de enero para agradecer al santo patrón de la vendimia y solicitar su protección para la futura cosecha. Los orígenes de esta fiesta vitícola se remontan a la Edad Media, y en 1938 fue adaptada a los tiempos modernos por la cofradía de los caballeros del Tastevin. Cada nueva edición de la Saint-Vincent se celebra en un pueblo diferente, y de ahí viene el nombre de "tournante" (itinerante).
Durante todo un fin de semana se celebran actos diversos y variados, como una procesión, seguida de una misa, una gran comida y muchas actividades consagradas a los vinos de Borgoña: Mercare, Nuis-Saint-Goerges, Fixin, Chablis, etc. No solo se destacan los caldos más importantes, sino también las "cuvées" menos conocidas, y la Saint-Vincent Tournante permite que estos pueblos den a conocer y a apreciar sus vinos. Cada año, la Saint-Vincent Tournante atrae a entre 30 000 y 40 000 visitantes.