Se encuentra en la Costa Azul, entre Niza y Cannes, y el casco antiguo de Antibes bordea el mar y rivaliza en colorido. Los colores destacan especialmente en el municipio libre de Le Safranier: las fachadas crema están rodeadas por una vegetación exuberante que presenta una amplia paleta de rosa, amarillo, verde, rojo, morado, etc. Esta parte del Antibes antiguo, rodeada de murallas, ofrece gran variedad de paseos por las calles tranquilas y sombreadas, salpicadas de persianas provenzales.
Continúe esta escapada bucólica hasta el cabo de Antibes, en el pequeño puerto de l'Olivette, donde se balancean los "pointus" (embarcaciones) multicolores, como en una postal de la Costa Azul. Los más deportistas pueden ponerse el calzado apropiado para explorar los senderos de los alrededores, empezando por el famoso camino de los Aduaneros, también llamado Tire-Poil, de 5 km de longitud, que se extiende por todo el cabo. Un magnífico itinerario frenta a una escala de azules que rodean la roca escarpada, jalonado por el canto de las cigarras y los fragantes olores de la pineda. Después del esfuerzo, nada mejor que bañarse en un mar cristalino: el cabo de Antibes alberga playas muy aptas para el snorkeling. Están cubiertas por unos extensos arenales , pero, por el contrario, repletas de rocas una vez dentro del agua. Esto favorece considerablemente el desarrollo de la vida acuática. Además, a lo largo del recorrido se ven calas aisladas.
Si tiene ganas, tome un poco de altura desde el cabo de Antibes subiendo hasta el faro de la Garoupe, que ofrece una increíble panorámica de lugares tan importantes de la Costa Azul como Niza, Cannes, Juan-les-Pins y las islas de Lérins.
Siga su ruta hacia el centro urbano de Antibes para descubrir algunos de sus principales sitios culturales. El museo Picasso, ubicado en el majestuoso castillo Grimaldi, que ofrece un inmenso edificio de piedra que domina el mar, posee algunas obras esenciales del artista: La alegría de vivir o Sátiro y Fauno vieron la luz en Antibes cuando el pintor residió aquí. Cerámicas, esculturas y pinturas están diseminadas por este inmenso espacio en compañía de otras obras de arte moderno. A este respecto, no deje de visitar la terraza del museo, donde importantes esculturas con tonos ébano dominan el litoral.
En el exterior del casco viejo se encuentra el precioso puerto Vauban con sus bonitos barcos blancos. Aquí se viene sobre todo para disfrutar de una buena mesa, en la que resuenan los deliciosos sabores de la vecina Italia. Y si visita el lugar por la mañana, dese una vuelta por el mercado provenzal de Antibes, repleto de productos locales para llevar y realizar un sabroso pícnic al borde del mar.