Ardèche es un territorio repleto de sorpresas y descubrimientos: las famosas gargantas del Ardèche, paraíso de los canoístas y los kayakistas; los pueblos típicos de Ardèche, que hacen las delicias de los amantes de las piedras antiguas; los famosos parajes volcánicos, como el monte Gerbier de Jonc, la cascada de Ray-Pic y el monte Mézenc; el mundo mágico de las cuevas misteriosas; los castillos medievales que vigilan el valle del Ródano; los múltiples miradores que ofrecen magníficas panorámicas o los numerosos mercados de productores que ofrecen los sabores de la tierra… ¡Un destino de vacaciones apreciado por los aficionados a la naturaleza, ideal para descansar y divertirse al aire libre, con sus espacios protegidos, jalonados de lagos y ríos, y sus tres estaciones termales!