La ciudad debe su reputación en parte a sus aguas termales con múltiples virtudes. Sedante, analgésica, equilibrante y relajante, hace de Néris-les-Bains una ciudad propicia para el bienestar. Y para los amantes del relax, un centro termolúdico "Les Nériades" que ofrece un rejuvenecimiento excepcional gracias a piscinas cubiertas y al aire libre, sauna, hammam y cabinas dedicadas a programas de tratamientos únicos a base de agua termal, etc. También propicio para la relajación y los paseos con sus 17 hectáreas de parques floridos y arbolados, la estación ofrece una amplia variedad de paisajes por descubrir. Además, un rico patrimonio arquitectónico conservado permite viajar a través de más de 2000 años de historia: la Antigüedad con sus piscinas y arenas galorromanas, la Edad Media con la iglesia de Saint-Georges y la necrópolis merovingia, y especialmente la Bella. Époque con el teatro, el Casino, las Termas o las numerosas villas, y muchos otros descubrimientos...
En la época gala, la misteriosa divinidad que se manifiesta a través del burbujeo de la fuente, tomará un nombre, el del dios Nerios, pero probablemente fueron los romanos los primeros en explotar las aguas termales de Néris-les-Bains. A partir del siglo I la ciudad fue urbanizada al estilo romano. Se construyen baños, piscinas, villas, acueductos, anfiteatros y templos: Nériomagos el comerciante se convierte en Aquae Nerii el balneario.
En el siglo II, Lucio Julio Equester, sacerdote de Roma y Augusto, rodeó las Termas con admirables pórticos dedicados al Emperador y se construyó un segundo complejo termal. Alrededor del valle termal se desarrollan las zonas residenciales donde conviven ricas casas residenciales y sencillos talleres de artesanos, el foro, una basílica civil y templos. El teatro-anfiteatro, cuyo hemiciclo se apoya en una pequeña colina, ocupa todavía el emplazamiento del parque de las Arenas. La 8.ª Legión Augusta, estacionada en Néris en aquella época, contribuyó en gran medida al desarrollo de la ciudad cuya prosperidad quedó brutalmente arruinada por las grandes invasiones.
Con tanta brillantez como en otros centros turísticos de la región, el renacimiento termal de Néris-les-Bains tuvo lugar en el siglo XIX. Se construyeron el establecimiento termal, los grandes hoteles, el Casino, el teatro. Se diseñan los parques y paseos de los tilos. Lammartine, Musset, la emperatriz Eugenia, entre otras grandes figuras, se encuentran en este lugar donde se apaciguan las pasiones. Es también, como en la época, un período de activas excavaciones arqueológicas donde descubrimos con asombro la rica infraestructura de la ciudad galorromana.
En un contexto cargado de historia, el museo galorromano estaba ubicado en una residencia del siglo XV magníficamente restaurada. Otros tesoros arquitectónicos se pueden descubrir a lo largo de las calles: el anfiteatro, las piscinas romanas, la necrópolis situada cerca de la iglesia románica, la estación de tren catalogada como Monumento Histórico y el espléndido teatro de estilo Napoleón III.