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La meseta de las Mil vacas

Guía turismo, vacaciones y fines de semana en Corrèze

La meseta de las Mil vacas - Guía turismo, vacaciones y fines de semana en Corrèze
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Dentro del el Parque Natural Regional de las Mil Vacas en Lemosín, la meseta granítica de las Mil Vacas, contrafuerte del Macizo Central, es la zona más elevada de la región lemosina. A caballo entre los departamentos de Corrèze, Creuse y Alto Vienne, se extiende a lo largo de 1800 kilómetros y culmina en el monte Bessou, a 976 metros de altitud. Se trata de un enclave frondoso y tranquilo en el que senderistas y visitantes pueden disfrutar de una impresionante vista de las montañas de Auvernia desde la torre panorámica situada en la cima.

Los numerosos cursos de agua que nacen aquí hacen de este espacio natural protegido un destino predilecto para los pescadores, que aprecian sus arroyos, ríos y lagos llenos de peces.

Los amantes de la naturaleza pueden disfrutar de agradables paseos alrededor de los magníficos estanques que salpican la meseta de las Mil Vacas. El estanque de Oussines, el lago de Chammet, el lago de Bariousses o el lago de Vassivière, el más grande de todo Lemosín, le dejarán con la boca abierta. Y en verano podrá bañarse o practicar actividades acuáticas como la vela o el piragüismo en los de Vassivière y Bariousses.

Bosques de árboles planifolios y coníferas, landas secas, praderas y turberas, como la de Longeyroux, conforman los paisajes de esta apacible comarca, paraíso de senderistas, a pie o en bicicleta de montaña. Y al llegar el invierno, es el turno de los amantes de las raquetas y el esquí de fondo, que disfrutarán de lo lindo recorriendo las pistas de la meseta de Gentioux.

Pero la meseta de las Mil Vacas también cuenta con destacados enclaves históricos, empezando por las ruinas galorromanas de Cars, en el municipio de Saint-Merd-les-Oussines, situadas en un entorno lugar junto a un precioso riachuelo. Este frondoso escenario invita al senderismo y enmarca las ruinas de una villa del siglo II y de un conjunto funerario, separados por apenas 300 metros. En la ciudad galorromana no hay que perderse el famoso "bac des Cars", una gran cubeta monolítica de granito utilizada antiguamente como depósito de agua. El granito, roca característica de la meseta, se encuentra en un gran número de edificaciones, como casas, fuentes, iglesias, capillas, cruces y lavaderos. Este maravilloso patrimonio construido puede contemplarse durante un paseo o una caminata. A 5 kilómetros al norte de Gentioux-Pigerolles, se encuentra la pintoresca zona del puente de Senoueix, lugar tranquilo y lleno de encanto, ideal para hacer un alto en plena naturaleza. Respecto a los monumentos religiosos, son de visita obligada las iglesias de San Gil y San Jorge en Tarnac, la capilla de Rat en Peyrelevade o la iglesia abacial de San Andrés-San Ligero en Meymac.

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