A 11 kilómetros al noreste de Tulle, en el municipio de Gimel-les-Cascades, se encuentra uno de los enclaves naturales más pintorescos de Lemosín. En medio de un marco de vegetación salvaje y protegida, que forma parte de la red Natura 2000, se encuentran las cascadas de Gimel, una propiedad privada a la que se puede acceder pagando una entrada entre marzo y finales de octubre. A lo largo del recorrido pueden admirarse tres saltos de agua sucesivos: el Gran Salto, de 45 metros de altura, la Redole, de 27 metros, y la Cola de Caballo, de 60 metros, que se desploma sobre la sima del Infierno. Recorriendo los senderos acondicionados del parque Vuillier, podrá descubrir, además de las magníficas cascadas, unas gargantas repletas de vegetación que constituyen un espectáculo natural pleno de fuerza y poesía. Acondicionado a lo largo de la Montane, el agradable camino a pie se cubre en una hora aproximada, y preferentemente llevando un buen calzado.
Las cascadas de Murel